Una empresa asturiana trabaja en la primera «librería de flora intestinal»

 

EL COMERCIO

El objetivo es crear probióticos para usar en la alimentación, explicó Rafael M. Permuy en las jornadas sobre innovación de Capsa y el CEII

La primera «librería de microbiota» se presentó ayer en Llanera. Es una de las apuestas ideadas y presentadas ayer en el Parque Tecnológico de Asturias. Allí se dieron cita representantes de punteras empresas asturianas e industrias nacionales del sector de la alimentación durante las jornadas sobre Innovación y Alimentación, organizadas por Capsa y el Centro Europeo de Empresas e Innovación del Principado de Asturias (CEEI).

Los protagonistas fueron los últimos avances tecnológicos y la sostenibilidad, punto clave en la alimentación del futuro, cuyos retos y aportaciones fueron abordadas desde diferentes campos.

«La salud no es patrimonio de nadie, pero la comida tiene algo que ver», comentó Rafael M. Permuy, representante de Microviable Therapeutics, en su exposición ayer en el el Parque Tecnológico de Llanera, y cuyo equipo, con quince años de experiencia en el sector, está trabajando con la microbiota intestinal, más conocida como flora, un concepto que, según comentó, por fin está empezando a conocerse por el público general.

El «consumidor es exigente» y pide transparencia en el etiquetado

La propuesta de Microviable pasa, explicó, por «usar todas las bacterias beneficiosas presentes en el intestino», para lo que cuenta con un dispositivo que permite su transporte con el fin último de crear «una librería de microbiota» que, a su vez, sirva para crear probióticos que podrían utilizarse en el ámbito de la alimentación. Esta estación de almacenaje de flora sería la «primera en el mundo», anunció Permuy.

También presentaron sus aportaciones la empresa de bionanotecnología Nanovex, cuyas nanovesículas ya han demostrado resistir a los procesos de producción de lácteos; los creadores de kits para medir la oxidación que estropea el aspecto, textura y sabor de ciertos alimentos, BioQuochem; y Bioacores, una empresa que utiliza residuos naturales de frutas para producir ácido ursólico, fructosa, antioxidantes y fibra; hablaron de las aplicaciones de sus innovaciones a la alimentación y la salud.

No obstante, Permuy admitió que en el sector alimentario -al contrario que el sanitario- «hay que seguir el camino marcado», en referencia a la reticencia del público a consumir cierto tipo de productos, como son los transgénicos.
«Consumidor exigente»

Sobre la mesa se pusieron también apuestas por la alimentación, el empaquetado alternativo y nuevos productos sostenibles, adaptados a un «consumidor exigente» que, además, pide transparencia en las etiquetas, según destacó Rubén Hidalgo, director de Ecosistemas de Innovación y Emprendimiento de Capsa.

Precisamente Capsa Food, condujo las jornadas, en las que presentó las últimas tendencias en el sector en el marco de su propio proyecto de participación empresarial, con lo que pretende lograr una «reformulación de la visión y el propósito del sector» sin abandonar sus valores tradicionales. «Trabajamos con productos, ahora queremos prestar servicios», resumió su director general, José Armando Tellado, que aclaró que Capsa seguirá esa línea de trabajo «en busca del bienestar» de los consumidores y «sin prejuicios» hacia las nuevas tecnologías dado que «la alimentación dentro de diez años, cinco o incluso tres va a ser muy distinta.

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