«Si la situación política actual no se resuelve, puede que este año y el que viene estén perdidos para la innovación»

EL COMERCIO

 

Jorge Barrero Fonticoba (Oviedo, 1975) dice que haber vivido en Ibias y haber estudiado en una escuela rural le han enseñado a desarrollar el concepto de innovación que defiende desde la Fundación Cotec, una entidad sin ánimo de lucro que cuenta con más de 90 patronos, entre ellos el Ayuntamiento de Gijón, el IDEPA y empresas como Thyssen, EdP y Arcelor. Hace cuatro años, este licenciado en Bioquímica y Máster en Estudios Multidisciplinares de Ciencia Tecnología y Sociedad por la Universidad de Salamanca fue nombrado director general de Cotec.

-¿Cuál es el papel de Cotec?

-Es una organización que nació hace casi 30 años y que hace cinco se refundó. Mantenemos el objetivo original que es impulsar, promover y analizar la innovación en España, pero lo cambiamos prácticamente todo, empezando por nuestro propio entendimiento de lo que es la innovación. Históricamente había estado muy ligada a la gran empresa y a la tecnología. Nosotros la definimos como todo cambio basado en el conocimiento que genera valor, no solo cambios tecnológicos, sino que estamos muy atentos a otras dimensiones no tecnológicas del cambio. Nos abrimos a otras fuentes de conocimiento no científico como la empatía o la experiencia, que están demostrando ser muy útiles para generar innovación.

-Cotec cuenta con patronos asturianos...

-Sí, están el IDEPA, el Ayuntamiento de Gijón, ThyssenKrupp, Arcelor... Tenemos un grupo de patronos muy comprometidos que representan las oportunidades que tiene el territorio. Yo me siento muy arropado por ellos y están haciendo un esfuerzo por colocar a Asturias en un mapa donde es difícil, por la situación periférica que tiene el territorio. Creo que hay gente que está haciendo las cosas muy bien.

-¿Y están realmente comprometidos?

-Totalmente. Es importante que fuera de Asturias se ponga en valor lo que supone para la región que haya empresas multinacionales como Arcelor que está colocando su centro de investigación de Avilés entre los más importantes del mundo. También el mérito que tienen ayuntamientos como el de Gijón, que lleva mucho tiempo apostando por la innovación; o el Principado, que dentro de las posibilidades que tiene cuenta con el IDEPA, cuya labor ha sido reconocida. Eso no significa que no haya cosas que mejorar. Además, Asturias tiene algunas circunstancias del entorno que no han facilitado históricamente la apuesta por la innovación, empezando por los fondos mineros.

-¿Por qué?

-Creo que han sido un ejemplo de cómo una política pública no consigue los objetivos que pretende. También tenemos una tierra donde el sector servicios es importante, y donde hay un patrimonio natural y turístico interesante. Son economías que no requieren tanta inversión en I+D.

-¿Cómo se ve Asturias desde Madrid?

-Donde no hay problemas no puede surgir innovación, con lo cual siempre que hay problemas veo una oportunidad para que se desarrollen

ideas creativas. El día a día hace difícil que las buenas ideas que nacen fuera de las grandes ciudades prosperen, y es una pena. Tengo muchos amigos aquí y conozco bien el ecosistema asturiano de innovación. Creo que se han hecho cosas bien que tienen mucho mérito. La situación está peor en los pequeños pueblos. En Cotec tenemos un compromiso con esta idea de llevar la innovación a todos los rincones.

-Se refiere a lugares pequeños como Ibias donde usted vivió...

-Sí, en esta sociedad de las redes sociales sitios como Ibias pierden su pasado sin ver claro su futuro. Recuerdo a Sergio, quien fuera cartero de Ibias y que falleció la semana pasada. En su tiempo era el Amazon que movía los paquetes, el Faceboook que contaba cómo estaba cada vecino aislado, el Google Maps que nos daba el estado de las carreteras...Necesitamos escuchar los problemas y buscar soluciones entre todos. Esa es la innovación humana y social que perseguimos en Cotec.

-¿Cómo afecta el bloqueo político a la innovación?

-Es un problema en muchos ámbitos, también en el nuestro. España vivió un periodo de crecimiento por encima de países de referencia. En la primera década de este siglo nos estábamos acercando a lo que queríamos ser. España hizo un recorrido muy ejemplar en ciencia desde los años 80 hasta 2010, especialmente entre 2003 y 2010. La crisis truncó de manera drástica el progreso. Lo más grave no es que la crisis se haya ensañado con la política de innovación, sino que llevamos cuatro años de recuperación económica y seguimos sin notarlo en el sistema de ciencia. Por desgracia, a esto se le ha unido el bloqueo político y, cuando empezaba a haber señales de que podía llegar la recuperación económica a los presupuestos de ciencia e innovación, nos encontramos con una situación que hace difícil la mejora.

-Según un estudio de Cotec, España en 2018 recuperó niveles de inversión previos a la crisis. ¿Es suficiente?

-Por supuesto que no. Si la noticia para nosotros es estar diez años atrás en materia de I+D es una mala noticia, pero es que venimos de recibir otras mucho peores. La buena noticia para España es que hemos tocado fondo. Nos queda muchísimo camino por recorrer, ha sido una década perdida, y si la situación política no se resuelve puede que este año y el siguiente sean años perdidos.

-La previsión no es buena entonces...

-No tengo una bola de cristal, pero hemos perdido al menos un año. Los presupuestos que estaban pactados, que no han salido adelante, eran los primeros donde había una subida sustancial en I+D y tenían que estar ahora mismo implementados.

-Lograr el reto de inversión del 2% del PIB en I+D+i en 2020...

-Eso es imposible. Cualquier político que siga manejando ese dato es un inconsciente. Somos muy críticos con eso.

-La obligación de invertir en I+D, ¿es de la parte pública o de la empresa privada?

-La ciencia, entendida como generación de conocimiento, es un bien público. Cuando hablamos de ciencia hablamos de un conocimiento muy caro, muy sofisticado, es un bien público y tiene que estar dentro del corazón de las políticas públicas y del estado de bienestar. Así lo han entendido los países que, en lugar de hacer recortes en ciencia, mantuvieron los presupuestos o los hicieron crecer en épocas de crisis.

-¿En quién nos tenemos que fijar?

-Portugal ha pasado por una crisis muy dura y tuvo un trato más benévolo con la ciencia del que mostraron los políticos de España. Hay países como China que ahora mismo tienen tasas de inversión que multiplican las que había antes de la crisis. España ha tardado 10 años en recuperar lo que invertía en 2009.

-¿Las máquinas quitarán el trabajo a las personas?

-Creo que los robots nos sustituirán en tareas tediosas, peligrosas, aburridas, rutinarias... Pero tenemos cosas en las que ninguna máquina nos puede superar, como la empatía, la creatividad, o el trabajo en equipo.

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